Dulce ángel, bello y tierno, me llamaste sin palabras,
sintiendo en mi interior tu mirada.
Me volví y te vi, fue la belleza de tu alma la que
me hizo sonreír.
Tus luceros se unieron a los mios, la sinceridad fue
el puente entre nuestras dos almas.
Me mostrastes la luz de tu esperanza, la pureza de tu
corazón y de tu alma, todo ello ilumino mi interior.
Eres pequeño pero a la vez grande, y ante esa grandeza
me inclino.
Perdón!! porque llegue a compararte por unos segundos,
con el agua clara de un manantial.
Hoy he aprendido de ti, que debo ser feliz como tu lo eres,
y no temer a nada, porque todo esta bien.
!!Gracias por tu mirada, fue un beso lleno de esperanza!!
!!Bellos son esos azules luceros!!
(Estella)
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